Investigación y Análisis, Noticias

Más Unidos Que Nunca

La República
 
Por: Lilián Galán, Diputada, FA, E609, Montevideo
 

Queremos recordar que en una nota anterior (http://www.republica.com.uy/david-contra-goliath/) ya nos habíamos referido a esta negociación que se desarrolla a nivel internacional, y que desde hace 3 años ha tenido instancias de decisión en Ginebra.

Decíamos que el objetivo de esta negociación es construir un Tratado Vinculante que establezca normas de Derecho Internacional para poner límites al poder de las Empresas Transnacionales.

El Grupo de Trabajo de composición abierta que surge de la Resolución 26/9 del Consejo de Derechos Humanos (DDHH) de Naciones Unidas (ONU) celebró su 3ª reunión en la última semana de octubre. Tuve la fortuna de participar, gracias a la invitación de la bancada de la izquierda europea (GUE/NLG), de una intensa semana de reuniones, con la presencia de las delegaciones de los gobiernos, las empresas y más de 200 organizaciones sociales que participan de la “Campaña Global para Reivindicar la Soberanía de los Pueblos, Desmantelar el Poder Corporativo y Poner Fin a la Impunidad” (https://www.stopcorporateimpunity.org/).

Hemos constatado que la agenda noticiosa de Uruguay aparece como mayoritariamente ajena a una discusión que influye en nuestra calidad de vida mucho más que otras noticias que acaparan titulares y muchos minutos de informativos. De allí el juego de palabras utilizado en el título de esta nota, intentamos captar la atención de los lectores, y, al igual que en el conflicto del fútbol, es necesario que estemos más unidos que nunca a nivel global si queremos frenar el poder desproporcionado que han adquirido las transnacionales.

Durante esta semana en Ginebra hemos estado en contacto con distintos movimientos sociales y actores políticos a quienes la realidad vivida les ha hecho ver que los perjuicios que sufren en sus países no son un problema particular de cada uno; y que ya no es posible encontrar Justicia en sus respectivas instituciones nacionales, que aun cuando logren establecer culpabilidades de las empresas transnacionales, no pueden ejecutar las penas ni obtener una reparación. Al momento de que la Justicia intenta ejecutar sus fallos contra las Transnacionales, estas están al mismo tiempo en todas partes y en ninguna, se esconden tras el “velo corporativo” de contratos, subcontratos, tercerizaciones y un largo etcétera.

Mientras que las empresas transnacionales son sujeto de derecho cuando se trata de ampararse en las cláusulas de los diferentes Tratados de Protección de Comercio e Inversiones, se tornan invisibles cuando les toca sentarse en el banquillo de los acusados.

Tenemos ante nosotros muchos ejemplos de esta situación, pero tomaremos solo algunos, muy crudos, que nos permiten visualizar esta realidad globalizada.

¿Qué responsabilidad tiene la empresa transnacional Benetton en la muerte de Santiago Maldonado en Argentina?

La comunidad mapuche que apoyaba Maldonado se encontraba en pleno reclamo del territorio de la Compañía de Tierras del Sud, propiedad de Benetton, que posee un total de 900.000 hectáreas (una superficie similar a todo el Departamento de Soriano) en la Patagonia donde produce hasta el 10% de la lana de la marca de ropa.

En forma similar, el asesinato de la ambientalista Berta Cáceres en Honduras fue ordenado por ejecutivos de la empresa DESA, responsable de la hidroeléctrica Agua Zarca (a la que ella se oponía), en alianza con fuerzas de seguridad del Estado, según el informe de expertos internacionales. DESA, en principio fundada por capitales hondureños, duplicó su capital inicial desde fuentes desconocidas. El Banco Holandés de Desarrollo (FMO) y el Fondo Finlandés para la Cooperación Industrial (FINNFUND) retiraron definitivamente su apoyo al proyecto, ante el escándalo internacional por estos crímenes corporativos. ¿Cómo determinar quiénes están detrás del asesinato de Berta y otros militantes?

Y la lista es interminable, las mismas empresas que venden armas a los países en guerra de Medio Oriente luego administran los campos de refugiados adonde llegan las víctimas de la guerra, a las puertas de Europa. Hay relaciones “estrechas” entre la agencia de fronteras Frontex y la industria militar y de seguridad. Multinacionales tales como Airbus, BAE Systems, Finmeccanica, Indra, Safran y Thales hacen negocios con la situación en las fronteras donde ocurren violaciones sistemáticas de DDHH y donde mueren miles de personas cada año.

Resulta llamativo que durante esta última sesión del Grupo de Trabajo (Ginebra, octubre 2017) al que nos referimos, tanto la Unión Europea como los Estados Unidos (que hasta este momento habían desconocido totalmente el ámbito de negociación) realizaron ingentes esfuerzos por bloquearla alegando que existen declaraciones de DDHH que están por encima de las Transnacionales, justamente cuando la realidad nos dice otra cosa.

Afortunadamente, tanto la movilización de las organizaciones sociales como el esfuerzo de países como Ecuador y Sudáfrica lograron dar continuidad a la tarea, y se cerró la semana con el compromiso de cumplir con un cronograma de trabajo que abarca hasta octubre de 2018, cuando los países volverán a reunirse para discutir el borrador del Tratado.

Muchos parlamentarios uruguayos nos sumamos a una declaración a la que adhirieron legisladores de todo el mundo, por la continuidad de la negociación.

Del mismo modo, la representación diplomática de Uruguay consideró importante el trabajo realizado hasta el presente y abogó en el seno de la sesión del Grupo de Trabajo de ONU por continuar el proceso hacia el Tratado Vinculante.

¡Pero es necesario mucho más! Las grandes organizaciones sociales de nuestro país necesitan aproximarse a esta iniciativa, conocerla y tomar posición. En un mundo cada vez más interconectado y sojuzgado por decisiones globales que se toman en despachos corporativos, es necesario, tal cual dice el título, estar Más Unidos Que Nunca